lunes, 20 de octubre de 2008

LAS TORTERAS DE MANTA

Con la finalidad de formalizar su oficio
Tejedoras exigen un taller manufacturero para vender sus sombreros

"El Aromo es el primer productor de paja toquilla en Manta. Se estima que mensualmente se extrae 500 quintales de las 75 familias que se dedican a esta actividad".

Trabajan en silencio y apoyan su abdomen sobre un par de maderas pequeñas a la que ellas le llaman “ormas”. Muchas apilan dos o tres, todo depende de la estatura. Sobre la “orma”, antes de inclinarse, Juanita Delgado apoya una almohadilla vieja y descolorida para asentar su abdomen y empezar a tejer. Tiene 62 años y aprendió el oficio a los 15.

En su diminuta sala ubica sobre el banquito dos ormas. La inferior tiene una manufactura empezada. El sombrero tiene forma, pero faltan los detalles para rematar su confección. Se tomó más de 21 días para tejerlo.

Ella no desestima en haberlo terminado antes, pero excusa que es laborioso y cansado a su edad. Sin embargo, de su familia sus cuatro hijas aprendieron a tejer sombrero. Cada una tiene su hogar, pero multiplican el oficio. Al igual que ellas, las jovencitas de las 75 familias que se dedican a elaborar sombreros en la comuna El Aromo, ubicada a 573 Km. de la urbe de Manta, aprenden a hilar las hebras de la paja toquilla.

Cada familia siembra media hectárea de la materia prima que ventajosamente es productiva y cosecha cada mes durante todo el año. En cada hogar el jefe de familia aprovecha el producto.

En los pajales brotan 12 cogollos (ramitos), componente que es utilizado para la elaboración del sombrero, mientras que el pajal es cortado para ser comercializado a Picoazá, material que sirve para cubrir el techo de las casas. Los pajales son apilados en mazos y llevados a buen recaudo. Muchos utilizan animales de carga otros prefieren caminar varios Kilómetros, recorrido que implica hasta dos horas de camino.

Llegada la carga al pueblo, se deposita el producto en pequeñas bodegas construidas de caña, muchas debajo de las casas otras a un costado, con la finalidad de venderlas a un precio irrisorio de $2.00 dólares.

Mientras tanto, los cogollos (ramitos de la paja) son separados de los pajales para someterlas a un proceso de secamiento antes de manufacturar un sombrero.

En el caso de Juanita Delgado, compra los cogollos o se los obsequian. Ella no tiene hijos varones, comenta que tuvo dos pero fallecieron jóvenes a causa de la mordedura de serpiente, se siente sola porque ellos le traían la paja a casa, ahora lo hacen sus yernos.

De su parte la anciana, también viuda, apila los cogollos para depurarlos, separa los buenos y desecha los malos, luego los pica y los somete al fuego, tiene una vieja bandeja de aluminio en la que introduce leña encendida a la que le añade un componente químico conocido como azufre. Tiende el cogollo sobre un pequeño tendal cruzado de piolas en la parte superior de un cajoncito mientras el sahumerio se produce desde la parte inferior donde está ubicada la bandeja con leña encendida y el azufre. Cierra el cajón hasta que el cogollo coja una apariencia de color amarilla.

Lo hace hasta por tres ocasiones, siempre y cuando el día esté soleado para someterlo al calor solar por cinco minutos. El trabajo lo hace con cada cogollo.

Una vez que las ramitas están aptas, Juanita las utiliza para elaborar sombreros y otro tipo de manufacturas como cinturones (esteritas) y monederos (polveritas) para comercializarla a los compradores.

Esa mañana tejía un sombrero, mientras manifestaba que hay un grupo de mujeres que visitan a las tejedoras para comprarles la manufactura a un precio irrisorio. Las comerciantas, como ella las denomina, piden $15.00 dólares por un elaborado. Es decir que el ingreso mensual de Juanita cubre esa cantidad, debido al tiempo que se lleva en tejer un solo sombrero.

Con ese ingreso invierte en la compra de la materia prima y su fuerza de trabajo los somete seis horas diarias. Por las mañanas teje hebras finas, mientras que las gruesas por las noches.

Le resulta poco tener utilidad en su trabajo, su ropa es la misma con un olor natural de campo y el aroma penetrante de la leña que enciende en su horno para preparar su desayuno antes de empezar a trabajar en su sombrero.

A pesar de lo que señala, se muestra optimista porque sabe que falta poco para que lleguen los turistas a la zona. “Ellos nos compran a buen precio”, dice.

Juanita envía su poca manufactura a casa de su hija para que los venda entre $20 y $25 dólares. Mientras las comerciantes que la visitan en el año lo revenden en Montecristi hasta $40 dólares.

Injustamente ella comprende que es incompetente el negocio en la comuna, por lo que sugiere que se organicen las tejedoras del lugar para crear un comité que se encargue de construir un taller de manufactura y poder comercializar directamente el producto a Montecristi. “Hace años hicimos ese pedido, pero a ellas no les beneficia por eso no nos toman en cuenta”, manifestó.

Se producen dos tipos de sombreros en la zona

Tradicionalmente, al igual que Juanita cientos de mujeres dedican sus manos para elaborar sombreros en “ormas” normales, pero la demanda no satisface este tipo de elaborado. En el mismo sector Rosario Flores (39) teje sombreros con “ormas” pavita, una manufactura con apariencia redonda de color crema que son apetecidos por los chinos.

Ella menciona que una japonesa le obsequió una “orma” de esa estructura para que elabore cuatro sombreros de esa calidad. A fines de octubre entregó su trabajo. A parte de tejer sombreros hace monederos, manufactura que los vende a $1.00.

Para obtener el color del sombrero y de los monederos los envía a una habitante que se dedica pintar los cogollos, valor que le demanda gasto en su trabajo.

Foto1: Juanita Delgado teje un sombrero de paja toquilla.

Foto2: El movimiento de las manos de Juanita Delgado es preciso en la combinación de hebras finas de paja toquilla.

Foto3: Rosario Flores muestra su trabajo manufacturado con paja toquilla del sector.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un interesante reportaje de una artesanía en vías de extension. Es un verdadero homenaje a Manta. Adelante. Nos ilustra de manera muy inteligente.- Joselias

Unknown dijo...

HERMOSO FELICIDADES ME HAN ENCANTADO TUS PUBLICACIONES PUEDO PONER UNAS EN MI BLOG CITANDO LA FUENTE?